Un viernes cualquiera en Les Guixeres
- Samuel Parra
Badalona, ciudad obrera situada en las cercanías de Barcelona. Quienes hayan tenido la oportunidad de visitarla quizá recuerden su playa, el paseo marítimo o sus ruinas romanas. Sin embargo, es poco probable que alguien recuerde el polígono industrial Les Guixeres.
A primera vista no tiene nada de especial, las furgonetas blancas componen el 90% del parque móvil de la zona. Sin embargo, cuando llega el fin de semana y las fábricas echan el cierre, el ambiente se transforma: El olor a tinta y plástico deja paso a olor a gasolina y goma quemada: es el momento en el que los BDN Car Addicts hacen acto de presencia. Como la mayoría de estas cosas, la creación de este grupo surgió por casualidad: un simple intercambio de teléfonos en una quedada dio paso al inicio de una amistad que une la pasión por los coches y un club se ha ido haciendo cada vez más grande hasta convertirse en el referente de la ciudad en lo que a cultura automovilística se refiere: japoneses, americanos o europeos, gasolina o diésel… Aquí todos son bienvenidos. Si hay un término que defina a este grupo es, sin duda, el buen rollo.
Llego al punto de reunión temprano, por lo que me da tiempo a observar los alrededores y pensar que, efectivamente, este sitio no tiene nada de especial. Sin embargo, al poco tiempo llegan David y Sergio en sendos BMW E36 y, tras presentarnos, me dicen que lo bueno está por llegar.
No puedo evitar hacerles la pregunta del millón: ¿Hay que tener un BMW para ser parte del grupo? Su respuesta, una sonora carcajada, me pilla totalmente por sorpresa. Me enseñan en uno de sus móviles el grupo de Whatsapp con el que empezó todo, “BMW los de siempre”, y me confirman que efectivamente, al principio eran mayoría de bávaros, pero que nunca han dicho que no a ningún coche sea cual sea su origen, o tenga o no modificaciones. Este hecho ha propiciado que el grupo crezca exponencialmente (Sergio me decía que la batería de su móvil no da ni para 12 horas cuando llega el fin de semana y los más de 1300 miembros de la página en Facebook empiezan a preguntarle por el plan que hay para ese día), que sea muy homogéneo y que, como proclaman en las redes sociales, el buen rollo sea el pegamento que une a todos sus miembros. Mientras hablamos empezamos a oír escapes rugir, y es que conforme avanza la noche el polígono cada vez tiene más ambiente. Los coches aparcan y sus conductores, sin excepción, se saludan unos a otros como buenos amigos que hace tiempo que no se ven. La variedad es sorprendente: Clio Sport con parrilla de faros, un C4 impoluto, BMW M3, E30, Civics, Golfs… incluso un espectacular Evo VI Tommi Makinen, del cual pronto tendréis más noticias.
Sin embargo, la estrella de la noche es, sin lugar a dudas, un MX-5 NA con un swap de motor al 13B rotativo turbo procedente de un Mazda RX-7 FC3S. Al momento de llegar, se forma un corrillo a su alrededor donde todos intentan ver qué se esconde bajo el capó… y tratan de entender cómo Cristian, su dueño, ha conseguido hacerlo. La noche transcurre entre conversaciones animadas, risas y ruidos de herramientas de alguien que se ha animado a hacerle algún arreglo al coche antes de ir de ruta. La verdad es que es una velada muy, muy agradable.
Pese a que se puedan llegar a reunir más de 50 coches en una noche, semana tras semana, los BDN Car Addicts no han perdido ni un ápice de su esencia inicial: siguen siendo un grupo de personas locas por las cuatro ruedas que esperan con ansia el fin de semana para coger las llaves de su coche, arrancar el motor e ir a hablar de lo que más les gusta con personas que, con el paso del tiempo, se han convertido en grandes amigos.