Las subastas de coches en Japón
- Samuel Parra
La primera vez que las vi en un blog en Internet no sabía qué estaba mirando: fotos de coches tomadas en el mismo pasillo blanco, casi aséptico, con un tímido conductor que agachaba la cabeza para que no se le viera la cara. Había de todo: desde furgonetas a superdeportivos, pasando por coupés modificados para drift. Todavía no lo sabía, pero ese era mi primer contacto con las subastas de coches en Japón. Pasaron los años y conforme mi interés por el JDM crecía, también lo hacía la envidia insana que me daban quienes podían acceder a esos coches que, para más inri, estaban a precios escandalosamente bajos comparados con las unidades en venta de nuestro país… si es que alguna vez habían llegado aquí.
Pero la vida da muchas vueltas, y este pasado mes de Enero tuve la oportunidad de hacer algo que nunca pensé que podría hacer: ver esas subastas no a través de una pantalla, sino en directo.
Todo empezó cuando contacté con Julio, un español que vive en Tokio y trabaja en Trendy Information, una compañía que se dedica a la exportación de vehículos desde Japón a otras partes del mundo, especialmente Sudamérica, preparando todo el papeleo y enviando el coche en contenedor por barco. Sin mucha esperanza le pregunté si sería posible asistir a una subasta en directo para relatar la experiencia en el blog y, para mi sorpresa, aceptó. Al día siguiente estaba en su coche de madrugada de camino a USS Tokyo, una de las casas de subastas más grandes del país. Y lo de grande lo digo en serio. El volumen de vehículos que se mueve diariamente es algo que escapa a mi comprensión, hay de todo y para todos. Y luego hay aún más.
¿Cómo funciona una subasta? Muy sencillo. En primer lugar, para poder pujar por cualquiera de los coches que salen a subasta diariamente uno debe tener una licencia que le permita participar en ella o, más sencillo, ponerse en contacto con alguna de las empresas que exportan estos coches, quienes se encargarán de todo desde que el comprador se interesa por un modelo hasta que, una vez adquirido,llega a puerto de destino.
En el caso de elegir trabajar con una empresa de exportación, generalmente el comprador deberá dejar un depósito inicial para que un agente de la misma comience a buscar un coche que encaje con lo que el cliente busca. Los japoneses lo tienen todo bien organizado, y basta con una conexión a internet para ver en webs como JPAuc qué coches se van a subastar en los próximos días en las diferentes casas del país. Una de las ventajas de comprar el coche a través de este sistema es que todos los vehículos son examinados y puntuados tanto según el estado exterior como el interior, otorgándoseles una puntuación acorde. Si bien es cierto que algunas casas son más “generosas” que otras en sus puntuaciones, suele ser un buen punto de partida en la búsqueda.
Desconozco si es así con todas las empresas exportadoras, pero en el caso de Trendy Information, una vez localizada una unidad que encaje con lo que el comprador busca, el agente encargado de la adquisición del vehículo se desplaza hasta la campa donde los coches están almacenados y examina en profundidad los posibles candidatos a compra, ya que -y aquí viene lo bueno- la mayoría de los coches están abiertos y con las llaves puestas, preparados para que cualquier agente autorizado los examine y arranque y haga las pruebas que considere necesarias. Si se da el caso de que un coche en concreto no tiene las llaves puestas, sea porque es un modelo especialmente caro o raro, basta con pedirlas a uno de los trabajadores y también será posible revisarlo de arriba a abajo.
Una vez visto el coche y dado el OK, llega la hora de la subasta: nada de gritos aquí y allá, o manos levantándose a la vez que los precios suben. El volumen de ventas hace inviable un sistema así.
En el caso de USS Tokyo, tras llegar al recinto hay que pasar por unas máquinas en las que cada agente se identifica, cerca de las cuales hay un listado en papel de todos los coches por los que se podrá pujar ese día. Una vez dada luz verde para que se pueda participar en la subasta, se accede a la sala principal del recinto, que para quien no sepa qué es, podría pasar perfectamente por una sala de control de la NASA. En cada mesa hay un ordenador desde el cual el agente, tras “reservar” ese sitio, podrá pujar una vez aparezca el coche. El sistema posee buscador, por lo que se puede ver a qué hora saldrá un coche sin tener que estar todo el día pendiente. Hay coches que empiezan desde 0¥, y otros que tienen un precio de salida establecido. De la misma manera, el vendedor puede querer vender el coche a cualquier precio o establecer un mínimo, por debajo del cual, si no hay pujas, el coche no se venderá y volverá a salir a subasta en días siguientes. Para pujar, el agente simplemente tiene que seleccionar el coche que le interesa y pulsar un botón que hay debajo de la mesa, con lo que la puja queda registrada. ¿Cómo es una subasta así? Para que entendais lo que está pasando, la leyenda es la siguiente:
Cuadrado azul - La subasta ha comenzado
Cuadrado rojo - El precio mínimo se ha superado, por lo que el que puje más se lo lleva.
Cuadrado marrón - No se ha superado el precio que pedía el vendedor, el coche se retira.
Cuadrados verde y amarillo - Se está pujando por el coche (cada parpadeo es una puja).
Casualmente, el día que visité USS Tokyo había un Nissan GT-R34 V-Spec II Nür, ya de por sí imponente… pero este tenía instalado el catálogo de piezas Nismo al completo, incluido un motor R1 spec. El precio de salida era de 9.800.000¥, unos 80.000€ al cambio. No quería perderme la subasta por nada del mundo, así que tomé asiento y saqué el móvil.
Es frenético:
En este caso, la subasta llegó a 157.000€ pero no alcanzó el precio mínimo, y el coche se retiró de la venta hasta el día siguiente. ¿Qué habría pasado si el coche, como tantos otros ese día, se hubiera vendido?
Una vez adquirido el coche, se le da al agente ganador de la puja una fecha y hora en las que puede retirar el vehículo. Entonces, la empresa exportadora se encarga del papeleo correspondiente. Al precio del coche hay que sumarle la Agent Fee, es decir, los honorarios del intermediario y los impuestos a pagar para poder descargar el coche en el puerto de destino. Aquí hay dos opciones: importar el coche como FOB (free on board), es decir, pagando el transporte en puerto de destino, o como CIF (Cost, Insurance and Freight), método por el cual, una vez el coche llegue a puerto, no tendremos que pagar nada para poder recogerlo. En España sólo se permite la importación tipo CIF en el caso de coches importados de Japón, pero en otros países puede ser diferente.
¿En cuánto dinero se traduce esto? Depende de muchos factores. Generalmente, el agente cobrará un porcentaje del precio del vehículo o una tarifa fija, dependiendo de la compañía con la que escojamos trabajar. Con los trámites y el transporte, poner un coche en el puerto de Barcelona puede costar unos 2500€.
Hasta ese punto es fácil, y hasta planteable, buscar un coche en el país nipón en vez de hacerlo en Alemania u otros países de la UE. Sin embargo, en España tenemos una de las normativas más estrictas de toda Europa en lo referente a homologación de vehículos importados.
Si el coche importado se vendió en España, podemos tener suerte y conseguir un documento de la marca o de un ingeniero colegiado en el que se certifique que el modelo, o uno semejante, se homologó en España en su día. En este caso, con una ficha técnica reducida (150€) podremos ir a cualquier estación de ITV a pasar la inspección y posteriormente a Tráfico a matricularlo.
La cosa se pone más difícil en el caso de vehículos que no tienen contraseña de homologación europea, sea porque no se vendieron aquí o por antigüedad. En ese caso nos tocará pasar por caja y realizar un estudio en un organismo como el INTA o IDIADA, en el que examinarán el coche de arriba abajo y tras el pago de una buena cantidad de dinero (hasta 4500€) nos dirán si el coche puede circular por nuestras carreteras, y de ser así nos realizarán una homologación individual (como si de un coche nuevo se tratase). Por si fuera poco, esto se pone aún más difícil debido a la normativa de emisiones, más restrictiva cada día.
Si, por el contrario, buscamos un coche de circuito o drift que no haga falta matricular, no hay mejor sitio que Japón para encontrarlo. Los coches están muy cuidados, nos ahorraremos un buen dinero y podremos disfrutarlo sin dolores de cabeza.
Es una lástima que las leyes de este país nos pongan tan difícil traer un coche de fuera de la UE habiendo tantísimo mercado. En Reino Unido, por ejemplo, no hay ningún problema como los que tenemos aquí, puesto que mientras el coche esté en buen estado de circulación se puede legalizar de manera sencilla.
Lamentablemente, tampoco parece que la situación vaya a mejorar. Lo que es cierto es que las subastas de coches en Japón son algo increíble, y que cualquier apasionado de los coches debería ver alguna vez en su vida. De momento habrá que conformarse con ver los coches a través de la pantalla.
Mientras me iba no pude evitar dar una vuelta por la campa para ver en persona los coches que se estaban subastando. Hice muchísimas fotos, pero he intentado hacer una selección de las más interesantes y curiosas, desde pickups americanas… …a clásicos japoneses impolutos… …o coches europeos para todos los bolsillos. Incluso coches fúnebres y ambulancias, sea lo que sea lo que busques, si no está aquí no existe.
PD: No soy ni mucho menos un experto, pero si tenéis dudas sobre el proceso de importación de un coche desde Japón, dejad un comentario e intentaré ayudar en lo que pueda.