Monte Haruna: la cuna del drift

Los mejores lugares a veces no aparecen en las guías de viaje. Siendo mi tercera vez en Japón, esta vez quise aventurarme por zonas a las que no llega el transporte público, y en una de mis incursiones acabé en la prefectura de Gunma, unos 100 km al noroeste de Tokio.

Los pasos de montaña de la zona fueron testigos de los inicios del drift japonés allá por los años 80, y todavía a día de hoy siguen siendo un punto activo donde entusiastas japoneses practican este deporte a altas horas de la madrugada.

Podría destacar un sinfín de localizaciones, pero si hay un tramo particularmente especial para mí, ese es el que va desde la base del monte Haruna hasta el lago, en la cima.

¿Por qué es tan especial?

Por esto:

Creo que debe haber pocos lectores de StreetRunners que no conozcan Initial D. Para quienes no tengan el gusto, Initial D es un manga japonés que sigue la evolución de Takumi, un chico que conduce un Toyota AE86, en las carreras callejeras por los puertos de montaña de Japón sobre el que después se hizo una serie de animación. Lo que hace especial a esta obra es su realismo, ya que tanto los coches como los tipos de derrape y las explicaciones sobre técnicas de conducción son muy exactas. De hecho, contaron con profesionales del drift como Keiichi Tsuchiya como asesores de la serie, y eso hace que sea interesante incluso para aquellos a los que el anime no les vaya demasiado. A nivel personal, ha sido una de los motivos por los que amo los coches. Y el estar en las carreteras que inspiraron las historias con las que crecí me puso los pelos de punta.

El protagonista, Takumi Fujiwara, aprende a conducir a la fuerza, ya que su padre le obliga a llevar tofu desde la tienda familiar, en la base de la montaña, hasta el hotel que se encuentra en el lago, cerca de la cima. De todas las localizaciones que aparecen en el manga, esta es la única que no tiene un nombre real. Se la conoce como monte Akina. Sin embargo, la carretera que asciende hasta el lago es inconfundible, y sólo hacen falta unos minutos de Google Maps para dar con ella: la carretera que asciende al monte Haruna.

Mientras ascendía no sabía qué me iba a encontrar, ni si reconocería el lugar o me pasaría de largo. Pero no hubo ninguna duda. La recta con un carril en cada sentido que marca el punto de salida en las carreras de Initial D, la torre de agua a un lado y, cómo no, las pegatinas de los diferentes equipos de drift que, como yo, han peregrinado a este punto de la geografía japonesa que, a priori, no tiene ningún interés turístico. Pese a que era mediodía, se podía apreciar que por las noches, el ambiente de esa zona cambia radicalmente. Marcas de neumáticos… Algún que otro susto contra los guardarraíles… Estaba pisando no sólo una localización de una serie de dibujos, estaba visitando la cuna del drift japonés, de los equipos que venían a retarse unos a otros y a batir tiempos, estaba en el sitio donde nació una cultura que se ha extendido a todos los rincones del mundo y ya forma parte de las leyendas del automovilismo. No sé cuánto tiempo pasé apoyado en la barandilla viendo coches subir y bajar, pensando en si aquellos chavales que empezaron a subir y bajar pasos de montaña como locos realmente eran conscientes de lo que estaban creando. Es un fenómeno interesante: como Woodstock, sólo con los años hemos podido apreciar lo que allí estaba tomando forma.

Decidí seguir hasta la cima y ver el lago y el hotel, no sin antes dejar también mi marca. Si aún había alguna duda, en la cima todo encaja. El lago, con sus barcas a pedales en forma de cisne y el hotel al fondo. Todo es exactamente igual. Tras pasear un rato por la cima, decidí poner rumbo a mi alojamiento a las afueras de Tokio otra vez, y mientras bajaba por las famosas 5 horquillas de la ruta que lleva hasta la ciudad en la base, vi algo que me hizo sonreír. El motivo de que Takumi, en la serie, sea retado una y otra vez por corredores de otras prefecturas: una horquilla en la que entra a velocidad extrema usando la canaleta al lado de la carretera que, efectivamente, también existe y es practicable. Siento si este artículo no era lo que esperábais, ya que no hay fotos de coches, pero es algo que tenía muchísimas ganas de hacer. Si habéis visto Initial D entenderéis por qué, y si no lo habéis hecho, os animo a que le déis una oportunidad. Antes de que os déis cuenta, estaréis enganchados a las andaduras de Takumi a ritmo de Eurobeat.

Nota final: Como he dicho, casi todo lo que sucede en la serie está basado en hechos reales, incluso el personaje de Takumi y la tienda de tofu. Albo, un Youtuber afincado en Japón, está haciendo un documental que explora las raíces del drift en Japón y las similitudes entre Initial D y la vida real. Si os gusta el tema ved alguno de sus episodios de DriftHunter, no os defraudará.